1. Una
masa contráctil, el corazón o miocardio, cubierta de una membrana, el
endocardio.
2. Una
serosa que lo rodea, el pericardio.
El
corazón se compone de dos parte: corazón derecho (sangre venosa) y corazón
izquierdo (sangre arterial), que se subdividen a su vez en dos cavidades
superpuestas (aurícula y ventrículo). Cada aurícula comunica con el ventrículo
correspondiente por el orificio auriculo-ventricular. Los dos corazones,
derecho e izquierdo, están separados uno de otro por un tabique vertical
(tabique interauricular por arriba y tabique interventricular por abajo).
El
corazón esta situado en la parte media de la cavidad torácica, encima del
diafragma, delante de la columna vertebral, detrás del esternón y entre los dos
pulmones (mediastino). Lo mantiene en su posición:
1. Los
grandes vasos que de él salen.
2. El
saco fibroso que lo rodea, el pericardio.
El
corazón tiene la forma de un cono aplanado de delante atrás; su base mira hacia
arriba, a la derecha y atrás; su vértice, hacia abajo, a la izquierda y
adelante. En adultos tiene un peso de aproximado de 275 gramos, 98 milímetros
de altura y 105 de amplitud, en la mujer las dimensiones son alfo mas
reducidas.
Interior mente se distingue en el
corazón cuatro cavidades: dos superiores; las aurículas, y dos inferiores, los ventrículos.
Aurículas y ventrículos están separados, como hemos dicho ya por un tabique
llamado, respectivamente, interventricular e interauricular.
Cada
aurícula comunica con el ventrículo que se encuentra por debajo mediante un
orificio (orificio auriculoventricular), que puede estar cerrado por una
válvula: las cavidades izquierdas no comunican con las derechas en el corazón.
El corazón está situado en la parte central del tórax (mediastino), entre los
dos pulmones, apoyándose sobre el músculo diafragma y precisamente sobre la
parte central fibrosa de este músculo; está en una situación no totalmente
medial, ya que en su parte inferior está ligeramente inclinado hacia el lado
izquierdo
Tiene
una forma que puede compararse a la de un cono aplanado, con el vértice abajo y
hacia la izquierda, y la base arriba, dirigida hacia la derecha un poco
dorsalmente; la base se continúa con los vasos sanguíneos arteriales y venosos
(arteria aorta y pulmonar, venas pulmonares y cava), que contribuyen a
mantenerlo y lo contiene, compuesta por dos hojas, una de ellas íntimamente
adherida al órgano (epicardio) y otra que, continuándose con la primera, se
refleja en la base en torno al corazón para rodearlo completamente (pericardio
propiamente dicho); entre las dos hojas, que no están adheridas entre sí,
existe una cavidad virtual que permite los libres movimientos de la contracción
cardíaca.
Al
exterior del pericardio existe tejido conectivo, muy laxo y débil, de la parte
inferior del mediastino, que facilita todos los movimientos e incluso la
colocación del corazón. El corazón está preferentemente formado por la aurícula
y por el ventrículo derecho; la aurícula izquierda es totalmente posterior, y
del ventrículo se ve sólo una pequeña parte que forma el margen izquierdo del
corazón. En la unión de los dos ventrículos se forma un surco
(interventricular), en el cual se encuentra la rama descendente de la arteria
coronaria anterior. La punta del corazón está formada sólo por el ventrículo
izquierdo. El margen derecho está formado por la pared superior de la aurícula
derecha, que se continúa hacia arriba con la vena cava superior; el ventrículo
derecho, que forma el borde inferior, se continúa hacia arriba con la arteria
pulmonar, que sobrepasa el ventrículo izquierdo, dirigiéndose hacia el margen
izquierdo del corazón.
Entre
la vena cava superior y la arteria pulmonar se encuentra la parte inicial de la
arteria aorta, que tiene su origen en la parte superior del ventrículo
izquierdo y dirigiéndose también hacia la izquierda se cabalga sobre la arteria
pulmonar y el bronquio izquierdo. Entre las aurículas y los ventrículos se
forma un surco (aurículo-ventricular), por el cual van las ramas horizontales
de las arterias coronarias, destinadas a la nutrición del corazón.
El
tejido muscular del miocardio está compuesto por células fibrosas estriadas,
las cuales, a diferencia de las fibras musculares de los músculos voluntarios,
se unen a unas a las otras por sus extremidades de manera que forman un todo
único (sincitio) para poder tener una acción contráctil simultánea; cada fibra
contráctil está formada por fibrillas elementales, dispuestas
longitudinalmente, que tienen la propiedad de acortarse y alargarse en su
diámetro longitudinal. Estas fibras se unen para formar haces musculares,
dispuestos en diversas capas, bien en sentido circular, bien en sentido
longitudinal y oblicuo (respecto a la base del corazón), de manera que puedan
ejercer de la mejor manera la función para la cual está destinado el miocardio,
es decir, la expulsión de la sangre cardíaca hacia los vasos arteriales.
El
tejido muscular es más abundante en el ventrículo izquierdo, que debe ejercer
el trabajo de expeler la sangre a todo el organismo; un poco menos abundante es
en el ventrículo derecho, que se limita a expeler la sangre sólo a la
circulación pulmonar; por tanto, la pared del ventrículo izquierdo es de mayor
espesor (más del doble) que la del derecho.
Las
paredes de las aurículas tienen solamente una acción contenedora de la sangre
que proviene de las venas, por tanto, el espesor de sus pareces es muy inferior
al de las pareces de los ventrículos. En el interior, la pared de la cavidad
cardíaca está recubierta por una membrana epitelial (endocardio) que reviste
todas las anfractuosidades y los salientes y se continúa con aquélla (intima)
de las arterias y de las venas; este revestimiento interno de las cavidades que
contienen sangre es necesario para evitar que ésta se coagule. El tabique que
divide las aurículas y los ventrículos (respectivamente Inter.-auricular e
Inter.-ventricular) tiene en su parte auricular, y en la porción
supero-anterior de la ventricular, una constitución fibrosa, casi privada, de
fibras musculares; ello depende del hecho de formación del órgano, en estas
zonas existen orificios que se cierran en un segundo tiempo, cuando los haces
musculares están ya formados. Otro tejido fibroso forma el perímetro de los
orificios aurículo-ventriculares, aórtico y pulmonar, con fuertes anillos que
sirven de sostén a las válvulas y de implantación a los haces musculares. Las
aurículas tienen una cavidad de forma irregularmente redondeada, más globosa la
de la aurícula derecha, más ovoidal la de la aurícula izquierda; las cavidades
ventriculares son más anchas hacia la base del corazón-(es decir, hacia
arriba), mientras que se estrechan hacia la punta: la cavidad ventricular
derecha tiene la forma de una pirámide irregular triangular, con el lado medial
(hacia el tabique) cóncavo; la del ventrículo izquierdo tiene la forma de un
cono aplanado en sentido látero-medial.
Las
aurículas presentan entre ambas una prolongación anterior (orejuela) de fondo
ciego que se prolonga sobre la cara anterior del corazón, rodeando lateralmente
a la derecha el origen de la aorta, y a la izquierda el de la arteria pulmonar.
Las paredes internas de las cavidades muestran el relieve de los haces
musculares, especialmente en las partes más lejanas del tabique; en la aurícula
derecha estos haces musculares se disponen más irregularmente, paralelo entre
sí, cerca de la dirección longitudinal del corazón, recordando la disposición
de los dientes de un peine (llamados por ello, músculos pectíneos), la aurícula
izquierda tiene paredes generalmente lisas, los músculos pectíneos se
encuentran exclusivamente en la orejuela. En los ventrículos existen unos haces
musculares fuertes que sostienen las paredes, excrecencias musculares en forma
de pirámides (músculos papilares) que parten de la pared del ventrículo y
terminan con prolongaciones fibrosas (cuerdas tendinosas), las cuales se
insertan en los márgenes libres y sobre la cara inferior de las válvulas
aurículo-ventriculares. Durante la contracción cardíaca, cuando existe un fuerte
aumento de la presión intraventricular, la contracción de los músculos
papilares pone en tensión las cuerdas tendinosas y contribuye a mantener el
cierre de las válvulas, evitando el reflujo hacia las aurículas.
La
aurícula derecha presenta en su parte superior, cerca del tabique, dos anchos
orificios, uno superior y otro inferior, correspondientes a la desembocadura de
las respectivas venas cavas y que no están provistos de válvulas. La parte
medial de la aurícula fue indicada por los antiguos anatomistas como seno de la
vena cava y el núcleo del tejido miocárdico especial, del cual se origina el
estímulo para la contracción cardíaca, situado en el límite anterior de la
desembocadura de la vena cava superior; fue denominado nódulo del seno. La
parte inferior de la aurícula derecha está casi toda ella ocupada por un amplio
orificio, orificio aurículo-ventricular, sobre el cual está implantada la
válvula tricúspide; entre su margen posterior y la desembocadura de la vena
cava inferior se encuentra la desembocadura del seno coronario, que descarga en
la aurícula la sangre de la circulación del sistema de las coronarias.
La
aurícula izquierda, en su porción postero-superior, presenta las desembocaduras
de las venas pulmonares, las dos derechas en la parte medial, cerca del tabique
interauricular, y las dos izquierdas más lateralmente, hacia la izquierda; la
parte inferior está casi toda ella ocupada por el orificio
aurículo-ventricular, sobre el cual está implantada la válvula mitral (porque
se asemeja a la mitra de los obispos). Estas válvulas están formadas por
pliegues del endocardio que se reflejan sobre un soporte de tejido fibroso,
llamado cúspide, que tienen un margen adherente al orificio
aurículo-ventricular y un margen libre hacia el centro del orificio; a la
derecha la válvula está formada por tres cúspides (tricúspide), y a la
izquierda por dos (bicúspide). Estas válvulas se adaptan a sus paredes cuando
la válvula está abierta, y permiten pasar libremente la sangre de la aurícula
al ventrículo; cuando, por el contrario, se produce la contracción ventricular,
forzadas por la presión sistólica, se alejan de las paredes y se cruzan entre
sí por sus márgenes libres, causando el cierre del orificio e impidiendo con
ello el reflujo de la sangre desde el ventrículo a la aurícula.
Para
facilitar la función y evitar que se reflejen hacia la cavidad auricular, están
las cuerdas tendinosas de los músculos papilares descritos, que se ponen en
tensión por la contracción ventricular.
Los
ventrículos presentan entre ambos en la base, además del orificio
aurículo-ventricular, un orificio arterial, que se encuentra en posición más
anterior, respectivamente para la arteria pulmonar en el ventrículo derecho, y
la arteria aortica en el ventrículo izquierdo. La cavidad ventricular hacia
arriba se va estrechando hacia estos orificios, formando en ambos ventrículos
el cono arterial, en cuyo extremo se encuentra el orificio. Los orificios
arteriales están provistos de válvulas, formada semilunar (por lo cual se
llaman válvulas semilunares o sigmoides); cada pared de la arteria tiene un
margen cóncavo libre y arqueado, formando una especie de saco (seno de
Valsalva) con la pared vascular y que está formado por repliegue del endocardio
sobre un débil soporte fibroso. Con el reflujo de la sangre al final de la
sístole ventricular las lengüetas se separan de las paredes y se ponen en
tensión, uniéndose entre sí por sus márgenes libres hasta cerrar completamente
el orificio e impedir con ello el reflujo de la sangre en la cavidad ventricular.
Arterias
Coronarias
En
correspondencia de los dos senos de Valsalva anteriores (derecho e izquierdo)
de la arteria aorta, toman origen las arterias coronarias derecha (o posterior)
e izquierda (o anterior), que van por el curso aurículo-ventricular e Inter
ventricular, ramificándose y distribuyéndose por todo el miocardio por ramas
transversales y ramas descendentes, de las cuales parten las ramificaciones
directas a las fibras musculares y que discurren fuera del corazón. A este
propósito es necesario hacer notar que las ramificaciones que irrigan el
ventrículo izquierdo penetran en ángulo recto entre las fibras miocárdicas y se
encuentran fuertemente comprimidas hasta llegar al cierre completo durante la
contracción del mismo; de tal modo la nutrición de la musculatura del
ventrículo izquierdo puede producirse sólo durante la relajación de las fibras
musculares. Así, sucede que cuando existe una prolongación de la fase sistólica
(como se da en la estenosis aórtica) o una hipertrofia de las fibras
miocárdicas (miocarditis crónica) o incluso en la disminución del período
diastólico que existe en el aumento de la frecuencia cardíaca, todas estas
causas producen un obstáculo local a la nutrición del ventrículo izquierdo.
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